Historia de las Islas Cíes

Las Islas Cíes tienen una fascinante historia.
La mezcla de influencias culturales y eventos históricos han dejado huella en este hermoso archipiélago español.

Las Islas Cíes tienen una fascinante historia que se remonta a tiempos ancestrales. Estas islas han sido habitadas desde la época prehistórica, como lo demuestran los restos arqueológicos encontrados en el lugar, que indican el paso del ser humano durante el Paleolítico y el Neolítico.

Durante la Edad del Bronce, se estableció el poblado de «As Hortas» en la ladera del Monte Faro, evidenciando una presencia más permanente en las Islas Cíes. Este asentamiento, de estilo castreño-romano, incluía diversas estructuras y restos arqueológicos, entre los cuales destaca el famoso «altar druídico», una formación con forma de cráneo y canales en su superficie, que algunos investigadores interpretan como un lugar de sacrificios en honor a los dioses.

Además, se encontraron yacimientos conocidos como «concheiros», compuestos por restos de huesos, conchas y cerámica, que revelan la inclusión de mariscos y pescados en la dieta de la época e indican posibles intercambios comerciales con las comunidades costeras.

Durante la época romana, las Islas Cíes formaban parte de una importante ruta marítima y tenían un valor estratégico para la defensa y vigilancia de la costa gallega. Los romanos las llamaron «Islas de los Dioses» y, según la leyenda, fue allí donde el ejército de Julio César derrotó a los Herminios, un pueblo celta del norte de Portugal que buscó refugio en las islas. Los restos romanos encontrados en la parte sur sugieren que habilitaron un puesto de vigilancia para controlar los barcos que se acercaban.

Desde la época romana y hasta los asentamientos de los primeros ermitaños, se desconoce si ocurrieron otros eventos significativos en las islas debido a la falta de documentación. Sin embargo, es probable que hayan sido visitadas por diversos invasores, como los suevos y los normandos, que asolaron esa parte de la costa gallega hasta el siglo XI.

Durante la Edad Media, debido a la cristianización de Galicia, comenzaron a proliferar las órdenes religiosas en esa zona. En el año 899, las Islas Cíes fueron donadas a la catedral de Santiago de Compostela por el rey Alfonso III. En este período se construyeron dos conventos-ermitas en las islas: el convento de San Martín, en la isla Sur, y el convento de San Esteban, en la isla del Medio. Los monjes que habitaban las islas realizaban funciones de administración y control, además de ocuparse de los pocos pobladores.

Estos conventos fueron destruidos años más tarde por el gran Olaf y su ejército normando, quienes atacaron las islas y dejaron los conventos en ruinas. A pesar de esto, la donación de las islas a la iglesia fue confirmada sucesivamente por los reyes de Galicia.

En 1152, los conventos existentes en las islas estaban vinculados a la orden benedictina y, posteriormente, en 1377, pasaron a estar adscritos a los franciscanos. Estas comunidades religiosas establecieron un régimen feudal y se dedicaron principalmente a la agricultura, cultivando trigo, centeno y mijo, y a la ganadería, criando ovejas, conejos, cerdos y gallinas, que junto al pescado componían su dieta.

A finales de la Edad Media, las islas dejaron de ser propiedad de la iglesia y comenzaron a ser utilizadas como refugio para barcos extranjeros. Los nuevos invasores, en su mayoría turcos, tunecinos e ingleses, respetaron a los pobladores de las islas, con la excepción del pirata Francis Drake, quien atacó y asoló las islas en varias ocasiones, así como las costas de la ría de Vigo.

Batalla de Rande

Uno de los eventos más destacados de la época fue la famosa batalla de Rande, de 1702, en la que barcos angloholandeses atacaron la zona y dejaron varios barcos españoles hundidos en la ría de Vigo. Este suceso dejó leyendas sobre posibles tesoros escondidos bajos sus aguas. 

Los conflictos internos de la Iglesia y, sobre todo, los constantes ataques piratas, que se prolongaron hasta el siglo XVIII, fueron motivo más que suficiente para que la comunidad eclesiástica abandonara de manera definitiva las Islas Cíes.

Desde el s. XVI hasta el s. XVIII, las islas pasaron a ser administradas por nobles de la villa de Baiona. En los últimos años, la situación de inseguridad, debido los ataques constantes por parte de invasores extranjeros, hicieron que los últimos pobladores abandonaran la isla.

Debido a los ataques de los invasores, se llevaron a cabo planes de fortificación que dieron como resultado un almacén de artillería ubicado en el antiguo monasterio de San Esteban. Además, se construyeron una cárcel y un cuartel de carabineros cerca de la playa de Nuestra Señora.

Estas construcciones defensivas reportaban mayor confianza a la población y esto hizo que las islas se repoblaran de nuevo. En 1840, pasaron a depender de la villa de Vigo. Además, en esa época, se construyeron dos fábricas de salazón: una en la isla Sur y otra en la isla Norte, que quedaron reducidas a almacenes en 1900.

Los pocos pobladores que quedaron en las islas, la mayoría procedentes de Cangas, fueron yéndose con el tiempo. A principios del s. XX, comenzó a crecer el interés por conocer las islas entre las clases acomodadas. Y, a partir de los años 60, el turismo creció significativamente. Al mismo tiempo, se realizaron varios estudios enfocados en la importancia de as islas como espacios naturales que debían ser protegidos. De los 60 a los 70, las islas también fueron escenario de las prácticas de supervivencia del ejército, del que solo quedan los restos de las viviendas de los pilotos en prácticas.

En los 80, las Islas Cíes pasaron a formar parte del Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, lo que contribuyó a su protección y conservación. En 1980 fueron declaradas Parque Natural y, en el 2002, fueron declaradas Parque Nacional. 

Hoy en día, estas islas son reconocidas por su impresionante belleza natural y se han convertido en un destino turístico muy popular, que atrae a visitantes de todo el mundo.

La historia de las Islas Cíes es rica y diversa, con una mezcla de influencias culturales y eventos históricos que han dejado su huella en este hermoso archipiélago español.

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