Las mareas vivas en las Islas Cíes: qué son y cómo afectan al paisaje

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Definición y origen de las mareas vivas

Las mareas vivas son un fenómeno natural de origen astronómico que se produce cuando la fuerza gravitacional del Sol y la Luna actúan conjuntamente sobre los océanos, generando una mayor diferencia entre la pleamar (marea alta) y la bajamar (marea baja). Este evento tiene lugar durante las lunas nueva y llena, cuando los tres cuerpos celestes se alinean.

A diferencia de las mareas muertas —en las que la diferencia entre los niveles de agua es mínima—, las mareas vivas en las Islas Cíes generan un impacto considerable en el entorno natural. Se producen aproximadamente cada 14-15 días, siguiendo el ciclo lunar, y alcanzan su máxima intensidad en los equinoccios, cuando el Sol está más alineado con el ecuador terrestre.

Cómo se manifiestan las mareas vivas en las Islas Cíes

El archipiélago de las Islas Cíes, integrado en el Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia, es un lugar privilegiado para observar y estudiar el efecto de las mareas vivas. La disposición geográfica de las islas, su topografía costera y su rica biodiversidad hacen que este fenómeno transforme el paisaje litoral de manera evidente y continua.

Cuando se produce una marea viva, las aguas pueden retirarse varios metros, dejando al descubierto amplias zonas intermareales. Durante la bajamar, aparecen bancos de arena, plataformas rocosas, pozas naturales y comunidades de flora y fauna que habitualmente permanecen ocultas bajo el agua.

Esta alternancia entre inundación y exposición del terreno se convierte en un elemento esencial para la vida en el ecosistema costero, ya que regula el acceso a nutrientes, oxígeno y luz solar para organismos marinos, y determina los hábitos de aves y otros animales.

Zonas donde el fenómeno es más evidente

En las Islas Cíes, existen áreas especialmente sensibles a las mareas vivas, donde el efecto de la variación del nivel del mar es particularmente notable:

La playa de Rodas y el istmo

La playa de Rodas, que une las islas de Monteagudo y Faro, es uno de los enclaves donde más claramente se percibe el fenómeno. Durante la bajamar extrema, la lámina de agua se retira hasta descubrir el sistema de dunas y sedimentos, alterando temporalmente la geometría del istmo y dejando a la vista zonas de arena compactada, bancos de almejas y canales intermedios.

La laguna de A Nosa Señora

Este humedal se encuentra inmediatamente al este del istmo y depende directamente de las mareas para su oxigenación y renovación del agua. En mareas vivas, el intercambio de agua entre la laguna y el océano es más profundo, lo que favorece la renovación de nutrientes y la limpieza natural del entorno, pero también puede alterar el equilibrio salino del ecosistema.

Zonas intermareales del norte de Monteagudo

En áreas como la playa de Figueiras, las mareas vivas descubren zonas de roca, charcas naturales y bancos arenosos que sirven como refugio temporal para moluscos, erizos, cangrejos y peces juveniles. Estos espacios son también el lugar ideal para la observación de aves limícolas que aprovechan la bajamar para alimentarse.

Impacto de las mareas vivas en la biodiversidad

El dinamismo provocado por las mareas vivas es crucial para el funcionamiento ecológico del archipiélago. Afecta tanto a organismos marinos como terrestres, regulando los ciclos biológicos, reproductivos y migratorios de muchas especies.

Efecto sobre los invertebrados marinos

Las comunidades bentónicas —organismos que habitan en el fondo marino— dependen de los ciclos de marea para su alimentación y dispersión. Las especies como las lapas, mejillones, anémonas y algas pardas han desarrollado mecanismos de adaptación a la alternancia entre inmersión y exposición.

Durante las mareas vivas, muchas de estas especies quedan temporalmente fuera del agua, soportando condiciones de alta salinidad, exposición solar y riesgo de depredación. Esta presión selectiva genera una biodiversidad especializada y altamente resiliente.

Influencia en la actividad de aves marinas

Numerosas especies de aves, como la gaviota patiamarilla, el correlimos común o la garceta común, sincronizan sus hábitos de alimentación con las mareas vivas. La aparición de bancos de alimento expuestos durante la bajamar aumenta su actividad y movilidad entre zonas húmedas.

La laguna de A Nosa Señora y los bancos intermareales se convierten en comedores temporales donde estas aves localizan crustáceos, peces pequeños y anélidos. Esto genera un patrón de comportamiento diario que puede ser aprovechado por ornitólogos y visitantes para su observación.

Cómo afectan las mareas vivas al paisaje de las Islas Cíes

El efecto visual de las mareas vivas sobre el entorno es impresionante. Durante la pleamar, el agua cubre completamente playas y roquedos, reflejando el cielo y creando una imagen continua y uniforme. En cambio, con la bajamar, el terreno se fragmenta, aparecen islotes temporales y se revelan los perfiles ocultos de las formaciones rocosas.

Transformación del perfil costero

Cada marea viva redefine la línea de costa, desplazándola mar adentro en bajamar y tierra adentro en pleamar. Este vaivén erosiona lentamente los acantilados, redistribuye sedimentos y modifica la fisonomía de calas y arenales. Es un proceso natural pero constante, que esculpe el paisaje a largo plazo.

Efectos sobre la accesibilidad de zonas del parque

Durante las mareas bajas extremas, ciertas zonas habitualmente inaccesibles se pueden recorrer a pie, como pequeñas lenguas de arena o conexiones entre roquedos. Sin embargo, este efecto puede revertirse con rapidez, por lo que es fundamental no confiarse y conocer los horarios de la marea para evitar quedar atrapados por la subida del mar.

Aprovechamiento turístico y educativo del fenómeno

Las mareas vivas en las Islas Cíes no solo tienen valor ecológico, sino que también representan una oportunidad educativa y turística. El Parque Nacional organiza ocasionalmente actividades interpretativas, paseos guiados y talleres de identificación de fauna intermareal coincidiendo con mareas vivas de gran amplitud.

Estas experiencias permiten a los visitantes comprender la dinámica costera, observar especies singulares y vivir la transformación del paisaje en tiempo real. Para quienes buscan un enfoque más profundo de su visita, es una alternativa enriquecedora que va más allá del baño o el senderismo tradicional.

Recomendaciones para los visitantes durante mareas vivas

  • Consultar los horarios de marea: Es imprescindible revisar las tablas de marea antes de explorar zonas intermareales. El descenso y subida del nivel del mar puede ser rápido e imprevisible.

  • Evitar caminar sobre zonas frágiles: Los bancos de bivalvos, colonias de algas o charcas temporales albergan organismos sensibles. Se debe caminar solo por senderos consolidados o superficies rocosas sin vegetación.

  • Observar sin recolectar: Toda la fauna y flora del parque está protegida. No se deben recolectar conchas, algas, moluscos ni tocar los animales.

  • Utilizar calzado adecuado: Las zonas mojadas son resbaladizas. Recomendamos calzado antideslizante, cerrado y resistente al agua.

El latido marino que moldea las Islas Cíes

Las mareas vivas no son solo un fenómeno astronómico. Son el latido invisible que da forma al paisaje, que regula la vida marina y costera y que nos recuerda que la naturaleza está en constante cambio. En el caso de las Islas Cíes, este proceso es aún más visible y profundo debido a la configuración del archipiélago y su riqueza ecológica.

Comprender qué son las mareas vivas y cómo afectan al paisaje de las Islas Cíes permite valorar con más profundidad este entorno privilegiado, reforzar nuestro compromiso con su conservación y enriquecer cualquier experiencia de visita al parque. Con cada ciclo lunar, las Cíes cambian de forma, de color y de textura. Y ese cambio, constante y predecible, es parte esencial de su belleza.

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